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Del clic al historial crediticio: luces y sombras del ascenso del BNPL

Enrique Dans

Artículo gentileza de Enrique Dans / Profesor de Innovación en IE Business School en Madrid (España), Asesor Senior de Innovación y Transformación Digital en IE University. (LinkedIn)

La compañía de historial crediticio estadounidense FICO anunció que lanzará dos modelos, FICO Score 10 BNPL y FICO Score 10 T BNPL, que incorporarán por primera vez la información de los préstamos «Compra Ahora y Paga Después» (BNPL) a la hora de calcular la solvencia de los consumidores. El movimiento no es menor: en Estados Unidos se espera que noventa millones de personas utilicen estas fórmulas de pago durante 2025, y la Reserva Federal ya advierte de que casi una cuarta parte de los usuarios pagó tarde alguna de sus cuotas en 2024, precisamente en lo que consiste el negocio de este tipo de plataformas, frente al 18% del año anterior.

En España, el fenómeno avanza con paso firme: un 40% de los consumidores españoles ha usado BNPL al menos una vez, y más de la mitad declara que mantiene o incrementa su frecuencia de uso. Cuatro de cada diez españoles recurren al BNPL de forma habitual para importes inferiores a quinientos euros con los viajes como categoría más importante (45% de los usuarios), y hasta el 67% afirma que se cambiaría de tienda para poder disponer de esta opción. El volumen de negocio total en nuestro país superará los 8,900 millones de dólares en 2025 con un crecimiento anual del 11.6%, y podría rozar los 13,300 millones de dólares en 2030. Estas cifras revelan que el BNPL empieza a formar parte de la «forma de pago por defecto» de amplias capas de consumidores, especialmente entre los millennials y Gen Z.

¿Eso es mucho o es poco? Depende, lógicamente, de con quién nos comparemos. En principio, poco, en torno al 3% del total del gasto en comercio electrónico, pero con un crecimiento apreciable. En los mercados pioneros, el salto cuantitativo es evidente: el BNPL ya representa el 24% del comercio electrónico sueco y el 23% del alemán, muy por delante del peso que todavía tiene en España. Esa brecha indica un fuerte margen de recorrido… y también de riesgo.

El Banco de España alerta de un problema central: estas «compras in vitro crediticio» se perciben como un descuento disfrazado y no como financiación; el resultado puede ser una falsa sensación de ahorro que desemboca en sobreendeudamiento cuando se acumulan varias operaciones simultáneas. La comodidad extrema – basta un clic en la pasarela de pago – reduce la «fricción psicológica» que antes actuaba como barrera natural contra el consumo impulsivo, y esa conveniencia, como vemos con el caso de Estados Unidos, termina trasladándose al expediente crediticio.

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